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Suelo pélvico femenino

Patologías de suelo pélvico femenino

Las disfunciones más comunes que afectan a la recuperación del suelo pélvico femenino son

• Disfunciones miccionales

– Incontinencia de esfuerzo

Pueden producirse por un esfuerzo abdominal incontrolado como toser, reír, correr, andar o incluso levantarse de una silla. En estos casos se denomina incontinencia urinaria de esfuerzo. La causa puede ser una debilidad del suelo pélvico derivada de diversos motivos como:

  • – La menopausia
  • – Los partos
  • – La práctica de deportes de impacto
  • – Intervenciones quirúrgicas ginecológicas
  • – Factores genéticos

– Incontinencia de urgencia

Son las pérdidas de orina repentinas e imposibles de evitar. Es común sentir urgentes y frecuentes ganas de ir al baño, pero la cantidad de orina no se corresponde con la sensación. A veces es necesario levantarse dos o tres veces durante la noche para ir al baño, sin que en ocasiones dé tiempo a llegar, produciéndose pérdidas de orina.

– Incontinencia mixta

Se denomina así a los casos en los que se observan síntomas de las dos anteriores.

• Prolapsos

El prolapso es la caída de los órganos pélvicos, vejiga (cistocele), útero (histerocele) y recto (rectocele). Suele producirse por la debilidad de los músculos del suelo pélvico o de los ligamentos que los sujetan.

Hay diversos motivos que pueden causar esta debilidad: los partos, la postura (un exceso de curvatura lumbar), esfuerzos repetidos, el estreñimiento crónico, e incluso una postura inadecuada de la pelvis. Hay varios grados de prolapsos dependiendo de si el órgano no sale, quedándose dentro de la vagina más o menos elevado, o por el contrario el órgano traspasa el introito vaginal.

• Alteración en el sistema muscular del suelo pélvico

Puede darse una HIPOTONÍA perineal, que consiste en una disminución del tono de la musculatura perineal que impide que realice su función de sostén y de esfínter. Por el contrario puede producirse una HIPERTONÍA, es decir, un exceso de tono de la musculatura perineal que puede resultar incomodo, hacer que las relaciones sexuales no sean placenteras, e incluso llegar a ser dolorosas. También puede convertirse en un factor de riesgo a la hora del parto al dificultar el paso del bebé.

• Disfunciones sexuales

Todas estas disfunciones que afectan a la sexualidad no solo tienen una causa física, normalmente están asociadas a causas psicológicas, por lo que en estos casos es muy importante un tratamiento multidisciplinar para conseguir resultados adecuados. Algunos de los problemas que podemos encontrar son:

Anorgasmia: ausencia del orgasmo pero no del deseo sexual.
Dispareunia: coito doloroso, penetración dolorosa.
Vaginismo: contracción muscular prolongada de los músculos del suelo que rodean la entrada de la vagina, impidiendo la penetración, incluso la utilización de un tampón en los casos de vaginismo completo. También puede ser un vaginismo situacional o comportamental.
Vulvodinias: malestar vulvar persistente, incluso dolor crónico. Se tiene la sensación de quemazón o como si se clavasen agujas y la vulva estuviera ardiendo.

La reeducación perineal tiene como objetivo disminuir o controlar el dolor con ayuda de diferentes técnicas, entre ellas la toma de conciencia corporal, ejercicios para desensibilizar los músculos de la entrada de la vagina y reencontrar el control de los músculos del suelo pélvico.

• Lesiones neurológicas periféricas

Se dan cuando se produce el atrapamiento del nervio pudendo en cualquier tramo de su recorrido. Sus síntomas principales son dolor en la zona perineal con sensación de quemazón, pérdida de sensibilidad, coito doloroso, entumecimiento, notar un bulto o cuerpo extraño a nivel del recto, etc.

Durante la recuperación de suelo pélvico femenino hay ocasiones en las que se puede confundir con síndrome miofascial , que suele provocar síntomas parecidos. Es un trastorno neuromuscular crónico que no cursa con inflamación. Se produce un acortamiento muscular y su característica primordial es la presencia de puntos gatillo y dolor referido que causa las mismas sensaciones que el atrapamiento.

• Disfunciones anorrectales

– Incontinencia anal

Aparecen pérdidas de gases o materias fecales y suele producirse cuando la musculatura del suelo pélvico se ha debilitado. Cuando la presión intraabdominal aumenta los músculos no pueden realizar su función de sostén y de esfínter con normalidad.

Las causas pueden ser variadas y hay diferentes tipos de incontinencias anales en función de donde se originan. Pueden aparecer después de un traumatismo pélvico o una intervención quirúrgica en la que pueda lesionarse el esfínter anal. También el estreñimiento crónico puede debilitar la musculatura y deteriorarla.

– Estreñimiento

Es la dificultad para evacuar las heces. Las causas pueden encontrarse en la musculatura rectal, o a nivel distal. Un sistema poco capacitativo o la falta de sensibilidad puede hacer que los volúmenes de heces que desencadenan las necesidades de defecar se vean alterados. La recuperación de suelo pélvico es muy importante en su tratamiento.

– Fisura anal

Son heridas ubicadas en el esfínter anal externo. Pueden ser muy dolorosas principalmente a la hora de defecar, llegando en ocasiones a producir sangrado anorrectal.

• Cirugía abdominal o proctológica

Cualquier cirugía implica una agresión contra los tejidos de la zona y las cicatrices derivadas de una intervención deberían ser tratadas para poder recuperar la mayor elasticidad posible y evitar complicaciones y adherencias posteriores. También es conveniente tonificar la zona perineal y abdominal en el caso de abordaje proctológico ya que las cicatrices debilitan la musculatura.


La fisioterapia pelviperineal es muy útil para mejorar todas estas disfunciones y para la recuperación del suelo pélvico. Consulta nuestra página para ampliar la información.


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