Los pies… Sin duda los grandes olvidados de nuestro cuerpo pero, sin embargo, de gran importancia para nuestra salud musculo-esquelética.

Los pies son nuestra base de sustentación y nuestro contacto directo con la tierra. A través de ellos transmitimos la fuerza hacia el suelo y recibimos la energía de la tierra que nos ayuda a mantenernos erguidos.

Para poder recibir esta energía nuestro pie debe funcionar como un amortiguador, siendo capaz de deformarse y recuperar de nuevo su forma; y para ello es fundamental que el pie sea móvil y elástico.

Nuestros pies están formados por 26 huesos y más de 100 músculos, ligamentos y tendones. Todos estos elementos deben conservar su movilidad y capacidad de adaptación, para que tanto nuestra marcha como nuestra posición estática sea económica y no suponga un esfuerzo innecesario para nuestro cuerpo.

¿Por qué pierden los pies su movilidad?

La causa principal de que los pies pierdan esa capacidad móvil se debe, principalmente, a que siempre andamos por terrenos planos en las ciudades, y sólo en contadas ocasiones lo hacemos por terrenos irregulares como el campo o la playa. Ese tipo de suelo liso favorece que nuestros pies pierdan su elasticidad y movilidad.

Esta pérdida de capacidad de adaptación de nuestras extremidades no sólo puede provocar problemas a nivel local como la fascitis plantar sino que también tiene un impacto directo sobre nuestras rodillas, caderas e incluso nuestra espalda y cuello.

¿ Qué podemos hacer para devolver su movilidad y elasticidad?

Masaje de pies

Darnos masajes en los pies a diario es una buena opción, tanto para aliviar la tensión del día como para de devolver la elasticidad a nuestros pies.

Otro buen ejercicio es utilizar una pelota de tenis para masajear la planta del pie. La colocamos en el suelo y presionamos la planta contra ella.

Si tenemos la posibilidad, andar sobre la arena de la playa, en el campo o descalzo sobre el césped también nos ayudará a moldear nuestro pie liberarlo, y al mismo tiempo relajar nuestras extremidades y todo nuestro cuerpo.

Conviene que nos fijemos en nuestra forma de caminar, que seamos conscientes de la forma en que pisamos, para poder rectificar malos hábitos de pisada.

Si las molestias o dolores en los pies continúan o se agravan, es conveniente consultar con un fisioterapeuta que nos ayude a volver a la normalidad y elimine cualquier problema derivado de una mala pisada.